jueves, 27 de octubre de 2016

Consejos para desestresarse

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Para evitar frustraciones si no llegamos a unas metas determinadas es importante que vayamos fijándonos objetivos a corto plazo y que disfrutemos de las pequeñas.

Hemos oído mucha y muy importante información acerca de los daños físicos y mentales que nos causa el estrés. Sin embargo, para la mayoría es muy difícil contar con sesiones de masajes y vacaciones mensuales para relajarnos… La buena noticia es que estudios en psicología han comprobado que nuestro cerebro no necesita de mucho para cambiar la frecuencia del estrés “malo” al estrés “bueno”. El estrés bueno es aquel que nos mantiene alertas, listos para la acción y atentos para tomar las decisiones pertinentes. El malo, es aquel que nos agobia, nos cansa y no nos permite pensar ni actuar. Todo comienza ahí, en el cerebro, así que desestresarlo se ubica entre los requisitos más importantes para conservar nuestra salud física y psicológica.
Mejorar poco a poco
Entre las situaciones más estresantes para la mente está el tener expectativas exageradamente altas sobre nuestros progresos acerca del bienestar. Me explico: una vez que pensamos en dejar de sentirnos mal, nuestra imagen inmediata es la de la felicidad absoluta, y no sólo eso, sino reflejada en una energía desbordante.
Nuestro cerebro estaría mucho más tranquilo si admitiéramos que el cambio puede ser progresivo y eligiéramos sentirnos “un poco mejor”. Para ayudarnos, podemos disponer de actividades de bienestar, que nos hagan sentir bien aunque sea por poco tiempo. Un ejemplo es acariciar a los animales o dedicarnos a la jardinería, actividades sencillas que inmediatamente nos hacen sentir bien. O caminar en el parque. O aquella que tú elijas. Después de hacerlo, reconoce la energía que ha cambiado e identifica que el estrés disminuyó, aunque sea un poco.
Pensar en el presente
Según los especialistas, una de las condiciones más importantes para desestresar el cerebro es enfocarse en el momento actual. Pocas cosas causan más angustia que saltar constantemente sobre nuestra “línea de tiempo”. Incluso pensar en situaciones felices que vivimos en el pasado o imaginar el bienestar futuro son elementos que tensan la mente y no nos dejan disfrutar ni percibir el presente.
Concentrar nuestra energía en las situaciones que tenemos entre manos es la mejor manera de ahorrar problemas en el futuro y, por ende, mantener la tranquilidad mental.
Tener en cuenta nuestra postura
Si bien es cierto que el cuerpo transmite nuestro estado de ánimo, también es verdad lo mismo, pero en sentido opuesto. ¿Qué significa esto? Pues que a través de una buena postura física podemos modificar un estado anímico.
Una espalda encorvada puede ser el signo de una preocupación tremenda, pero también de un mal hábito inconsciente que, además de todo, nos está causando una sensación de incomodidad. Nuestro cerebro puede interpretarla de diversas maneras, casi siempre negativas.
Con el simple hecho de enderezar la figura podemos estar enviando un mensaje de bienestar a nuestro cerebro y cambiar radicalmente el cómo nos sentimos. Puede que suene extraño, o poco científico, pero hay que hacer el experimento: la próxima vez que te sorprendas a ti mismo dibujando un arco con la columna vertebral, ya sea que estés ante la computadora, leyendo un libro o cocinando, sonríe, endereza la espalda y trata de notar la diferencia.

Recuerda que la sonrisa es un estímulo formidable para la salud física y psicológica, así que no la olvides. Tu cerebro, más relajado, te lo agradecerá.

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