Eckhart Tolle:
Cada dolor emocional que
experimentas, deja detrás de si, un residuo de dolor que vive en ti.
"Se mezcla con el dolor del pasado, el cual ya
está allí y se instala en tu mente y en tu cuerpo. Esto, por supuesto,
incluye el dolor que sufriste en tu niñez, causado por la inconsciencia del
mundo dentro del cual naciste.
"El dolor acumulado es un campo energético
negativo que ocupa tu cuerpo y tu mente.
Eckhart Tolle: El cuerpo-dolor
quiere sobrevivir, tal como cualquier otra entidad que existe y sólo puede
sobrevivir si consigue que tu, inconscientemente, te identifiques con él.
Entonces él puede levantarse, conquistarte, “convertirse en ti” y vivir a
través de ti.
Él necesita conseguir su “comida” a través de ti.
Él se alimentará de cualquier experiencia que resuene con su propia
energía, cualquier cosa que cree un poco más de dolor en la forma que sea:
furia, destructividad, odio, duelo, drama emocional, violencia e incluso
enfermedad. De modo que el cuerpo-dolor, cuando te ha conquistado, creará una
situación en tu vida que refleja de vuelta su propia frecuencia de energía para
alimentarse de ella. El dolor sólo puede alimentarse de dolor.
El dolor no puede alimentarse de dicha. Le resulta
bastante indigesta. Una vez que el cuerpo-dolor te ha conquistado, tú quieres
más dolor. Te conviertes en una víctima o en un
perpetrador".
El cerebro NO ES EL ÚNICO lugar donde guardamos
información. Todas las célulasdel cuerpo tienen memoria; no solo la de
nuestra vida sino también la de nuestros ANTEPASADOS.
La programación que recibimos de la cultura en la
que crecemos, también está grabada en cada célula de nuestro cuerpo. Toda esta
información está VIVA en nosotros y es el origen de todos los rasgos físicos,
mentales y emocionales.
Literalmente, cada uno de nosotros configura una
RESONANCIA energética con una inmensa y extraordinaria cantidad de información.
En algún momento de nuestra existencia o la de
nuestros antepasados creamos y guardamos experiencias que causaron sufrimiento
y quedaron ancladas en el inconsciente y asociadas a creencias, decisiones o
conceptos que nos definen parte de la personalidad y nos impiden conectarnos
con nuestra esencia natural.
Lo que no es Verdad crea Dolor. Todo lo que va en
contravía de lo que somos, configura lo que no es Verdad. La Resonancia
Original, de lo que estamos hechos contiene armonía, alegría, amor, abundancia,
autonomía, belleza, confianza, claridad, espontaneidad, expansión, gozo,
libertad, paz, etc.
El dolor se experimenta como una contracción en el
campo energético, que llamamos cuerpo de dolor. Es energía vital atrapada.
La herramienta PBR está orientada a permitir
la conexión con el Cuerpo del Dolor desde un lugar consciente que permita su
liberación y transformación. Experimentar el cuerpo de dolor como lo hemos
vivido hasta ahora simplemente, nos lleva a perpetuarlo o aumentarlo. Y
comúnmente lo experimentamos desde la víctima o el victimario.
Jugar el papel de víctima responde
a un modelo cultural muy viejo, tan antiguo como nuestra civilización. Lo
encontramos en toda la historia de la humanidad.
Estamos tan acostumbrados a ese papel, que se ha
vuelto adictivo. En verdad, es una adicción socialmente aceptada que
crea muchísima miseria física, mental y emocional. Jugar a ser víctima es un
juego cultural que se ha cobrado y sigue cobrándose muchas bajas entre
nosotros.
La resonancia del sufrimiento o dolor perpetuado
continuará, hasta que por fin nos permitamos experimentarlo, abrazándolo tal
cual es.
Detrás de cada dolor siempre hay una mentira, una
creencia que sostiene el sufrimiento.
El no ser auténticos nos genera un profundo
sentimiento de autotraición que se siente como algo muy incómodo y que causa el
dolor físico, emocional y espiritual que sentimos.
Las células de nuestro cuerpo que guardan el dolor o
trauma –físico o emocional– del pasado, funcionan bajo un patrón de
supervivencia que no es real para nadie, excepto para la persona que cree en
él. Cuando hay un trauma irresuelto, éste causa estancamiento en algún lugar
del campo energético e impide el flujo natural de la fuerza vital en el cuerpo
físico. A menudo esto se manifiesta en el órgano, la articulación o el músculo
asociado con el trauma.
El cuerpo del dolor es un campo
energético interno creado por el condicionamiento genético, por el sistema de
creencias en el que fuimos educados y por las decisiones negativas que hemos
tomado en el pasado.
El cuerpo del dolor puede ser liberado cuando
transformamos la carga emocional negativa estancada en nuestro
sistema. Poniendo en práctica las técnicas que conforman este trabajo, podemos,
quizás por primera vez en nuestra vida, visitar conscientemente nuestro cuerpo
energético aportando conciencia a nuestra mente y a nuestra realidad física y
emocional.
Una manera de Ser Real, autentico y consecuente
con la esencia natural, es honrarlo que me sucede en lugar de postergar,
negar, evadir, resistirlo, quejarme o juzgar.
El modelo de autorresponsabilidad
El modelo de autorresponsabilidad que propone
CMR, es opuesto al papel de la víctima, implica honrar la vida y
está conectado con el cuerpo de luz.
Algo de lo más profundo de nosotros puede abrirse paso
y brillar a través de las experiencias de dolor. El dolor puede ser nuestro
aliado, nuestro guía y maestro y cuando es experimentado de manera consciente
es paradójicamente, el portal que da a la liberación del sufrimiento. El dolor
que es vivido conscientemente nos conduce a un lugar que sentimos
como «de vuelta a casa».
Una vez que aceptemos comprometernos con nuestra vida
y abrazarla en su totalidad, lo milagroso nos visita.
Si queremos recuperar el campo de energía vivo,
amoroso y fresco que teníamos cuando éramos criaturas, debemos desaprender lo
aprendido, desandar lo andado y establecer nuevos hábitos y nuevos modos de
tratar con el dolor.
Cómo transformar el cuerpo de dolor:
– Reconociendo: Observa la
conversación interna. Cuando los pensamientos sobrevengan, permítelos y
reconoce los sentimientos que generan. “Estoy asustado”, “Estoy enojado”,
“Estoy triste”, “Estoy excitado”, “Estoy entusiasmado”, “Me siento atraído”,
"Estoy confundido", etc. Date cuenta que cuando una emoción está
activa, también hay un diálogo interno que pretende justificar y dar razón o
sentido a la emoción. Procura quedarte con la sensación sin perderte en el
diálogo interno.
– Localizando: Ahora, enlaza con tu cuerpo
¿Dónde lo siento? Notando en qué parte del cuerpo está exactamente la
sensación. Estamos acostumbrados a estar desconectados de nuestro cuerpo.
Cuando permitimos que el cuerpo sea parte de lo que está sucediendo, entramos a
otro nivel de consciencia y el cuerpo nos contará lo que necesitamos. La
energía estancada está en el cuerpo y desde allí será liberada.
–Permitiendo: Ahora que escuchas tu
cuerpo, déjalo que haga lo que necesita: moviéndolo, sacudiéndolo, estirándolo,
emitiendo sonidos… Al conectar con el cuerpo, el nos dirá lo que necesita y
simplemente se lo permitimos sin juzgar, ni criticar. Por ejemplo,
el cuerpo necesita gritar y la mente puede resistirse justificándose en que
será vergonzoso o incomodará a otros. Permitirlo significa contribuir a
satisfacer la necesidad del cuerpo, a pesar de reconocer lo que la
mente nos diga. Si necesita gritar puedes imaginar que gritas y te zambulles en
esa sensación.
– Intensificando: Amplificando al máximo
lo que siento. La manera de traspasar la contracción es experimentándola en
todo su potencial, a pesar de los temores que genere. Estamos hechos de una
gran inteligencia, de manera que, se trata de confiar y zambullirnos totalmente
en la contracción.
– Respirando: Pasado el proceso
de reconocer, permitir, localizar e intensificar, la respiración nos llena de
vida y equilibrio promoviendo la conexión entre todas las células del
cuerpo y por lo tanto la integración de la energía liberada.
Después, procúrate un tiempo a solas para integrar la
experiencia que has tenido. Tal vez, recostarte por un rato y luego escribir en
tu agenda.
Toma agua.

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