Esta enfermedad consiste en la percepción auditiva de un silbido, tintineo o zumbido que no proviene de ningún estímulo exterior. Estos ruidos sólo son perceptibles para la persona que dice escucharlos. No se trata de una alucinación. Este padecimiento está directamente relacionado con el centro del equilibrio.
Estas sensaciones las ocasiona un exceso de ruido mental. Es posible que dejes que tus pensamientos te perturben demasiado, impidiéndote escuchar bien lo que pasa en el exterior. Por otro lado, las personas que sufren este problema a menudo tienen miedo de perder el equilibrio y el control de sí mismas. Entonces quieren dar la impresión de ser equilibradas y ocultan muy bien sus temores.
Este trastorno se puede manifestar en una persona que quiere decir o enseñar algo que ella misma no pone en práctica. Se acusa a sí misma de no ser veraz.
C Es importante que te des cuenta de que tiendes a confundirte en tu intelecto y tu intuición. Eso que crees que es tu intuición es, en realidad, un truco de tu ego. Lo que escuchas es tu intelecto. Quieres mostrarte hasta tal punto valiente y equilibrado que te dejas llevar por tu percepción mental de las cualidades ligadas a la intuición. Esta no alcanza a traspasar la cacofonía de tus pensamientos, lo cual afecta a tu equilibrio interior. Acepta escuchar las críticas a tu persona. Después de escucharlas quedarás libre para hacer lo que quieras.
Escucha primero lo que viene de fuera: esto te permitirá utilizar mejor tu discernimiento. Además, tienes derecho a no poner en práctica siempre los buenos conceptos que aprendiste y que quieres transmitir a los demás. Sin embargo, si continúas deseándolo, finalmente encontrarás la manera de hacerlo.
Los zumbidos se relacionan con el rehúso de escuchar su voz interior, los signos interiores que guían mi vida. “Hago a mi antojo”, rehúso oír ciertas palabras que encuentro desagradables. Incluso puedo estar obstinado. Resisto porque tengo miedo de saber la verdad, de estar al corriente de una situación o incluso de tomar eventualmente una decisión. Esto puede incluso ponerme en desarmonía y activaré un zumbido de oídos para no oír... Tengo la sensación de que una persona piensa en mí cuando en realidad generalmente es lo contrario. Puedo estar en tensión a causa de las ideas que me “andan” por la cabeza. Aceptando quedarme abierto al nivel del corazón, puedo oír las palabras con más desapego. Ya no estoy obligado a hacerme el sordo.
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